Las arañas tejen para atrapar a sus presas, de esta manera se alimentan sin necesidad de gastar energía. La araña, después de terminar su tela, espera, alrededor de ésta, que una presa quede atrapada en ella.
Cuando una presa choca contra la tela, queda pegada a ella, y la araña, al sentir las vibraciones de su presa intentando liberarse, corre hacia ella para inyectarle su veneno, dejándola paralizada.
Las telarañas están compuestas por seda (sustancia con muchas proteínas) que producen las mismas arañas a través de las glándulas de hilado que se encuentran en la parte posterior de su abdomen. A la araña le supone un gran gasto de energía construir su tela, debido a la gran cantidad de proteínas requeridas para su elaboración, por lo que no es raro ver algunas arañas consumir su propia tela para recuperar parte de estas proteínas perdidas. Al cabo de un tiempo la telaraña pierde su propiedad adhesiva, haciéndola ineficiente para capturar sus presas.
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